Feliz Navidad, canto de La Sibil-la y el adorno de las "Neules"



En la Grecia clásica, la Sibila era el arquetipo de la profetisa y la sacerdotisa. Mujer de sabiduría y vehículo de las revelaciones divinas, constituía a la vez el símbolo de la mujer arcaica que reunía muchos atributos encarnados antaño por las Diosas Madres del Paleolítico, las Magna Mater de Oriente y del mundo clásico grecorromano, como Isis, Ishtar, Deméter y Atargatis.
El oráculo de la Sibila Eritrea, que anunció en el siglo II a. C. la llegada de una edad de oro del hombre con el nacimiento de un niño, hijo de una madre virgen, permitió al cristianismo aprovechar esa figura y recuperar ese oráculo para proclamar el mensaje de la segunda venida del Mesías.

Se interpreta la noche del 24 de diciembre en todas las iglesias de la isla de Mallorca y es todo un espectáculo digno de admirar.


El Canto de la Sibila, es una interpretación tradicional que tiene lugar durante la Misa de Gallo que abre el día de Navidad en las iglesias de la Isla de Mallorca. Dado que se trata de un importante legado histórico y cultural, El Canto de la Sibila de Mallorca fue declarado parte del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO el 16 de noviembre de 2010.

Después del Concilio de Trento, la reforma del culto supuso la desaparición de la mayoría de representaciones y dramas no puramente religiosos que se celebraban en toda Europa. En 1572, se dejó de cantar la Sibila en la Catedral, pero se retomó en 1575, cuando el obispo Joan Vic i Manrique la permitió fuera de la liturgia. De esta manera, se eliminaron la mayor parte de los complementos teatrales y el canto quedó configurado prácticamente como lo conocemos hoy. Pero la Sibila se siguió celebrando los siglos siguientes, hasta convertirse en la tradición navideña más antigua y singular de Mallorca.
En 1967, con la reforma del Concilio Vaticano II, el canto de la Sibila volvió a su lugar natural, la liturgia de la Nochebuena.
La Sibila es un canto de origen medieval que forma parte de las maitines de Navidad y sólo ha pervivido en Mallorca y en Alguero. Fue una de las dramatizaciones medievales navideñas que más arraigaron en la península, sobre todo en Cataluña, desde donde llegó a Mallorca después de la conquista de Jaime I,en la Europa de la Edad Media, muchas celebraciones litúrgicas se acompañaban de representaciones y dramas de carácter  didáctico y moral para hacerlas más comprensibles al pueblo, sobre todo durante los ciclos de Navidad y Pascua. Con el paso de los siglos, estas representaciones fueron evolucionando, hasta que la Iglesia dejó de considerarlas útiles y las prohibió de manera expresa. Pero algunas han llegado hasta nuestros días muy evolucionadas, como las representaciones de la Pasión y los Pastorets(pastorcillos).
El canto de la Sibila, del cual se conservan diferentes manuscritos del siglo X, se representó por toda la península hasta las prohibiciones surgidas del Concilio de Trento. Después, solamente ha pervivido en Mallorca y en Alguero, convirtiéndose en uno de los pocos ejemplos vivos de las expresiones folclórico religiosas de origen medieval. Hoy es uno de los rasgos más tradicionales de las celebraciones navideñas de nuestra isla.Se trata del canto de un poema sobre el juicio final, el Judicii Signum, que reproducía las profecías de la Sibila de Eritrea. San Agustín reprodujo los versos de esta profecía en su obra De Civitate Dei. El texto latino fue incluido en un sermón titulado Contra iudaeos, del obispo Quodvultdeus de Cartago, que se leía en los maitines de Navidad, y mientras tanto se representaba la procesión de los profetas a  la que eran convocados profetas del Antiguo Testamento y personajes como Virgilio, Nabucodonosor y la Sibila de Eritrea.
La Sibila pronunciaba un largo oráculo encabezado por las palabras Judicii Signum, donde profetizaba la venida de Jesucristo como juez y describía los terribles sucesos de la llegada del fin del mundo. La descripción podía ser larga, con la procesión, o corta, solamente con el canto de la Sibila, que podía ser cantada en latín o en mallorquín, antiguamente, el canto de la Sibila era interpretado por presbíteros, que con el paso de los siglos fueron sustituidos por un niño cantor. Actualmente, en la mayoría de iglesias de Mallorca sigue siendo un niño el que canta, si bien en algunos casos lo hace una niña o una mujer,el niño cantor sale hasta el presbiterio o el púlpito acompañado por dos o más monaguillos con cirios. Entona las estrofas sin acompañamiento instrumental -sólo, entre estrofa y estrofa, se introduce el órgano,suele ir vestido con una túnica blanca o de color, a veces bordada en el cuello y en la parte inferior, y una capa; en algunos pueblos, la capa se sustituye por otra túnica. La cabeza se cubre con un gorro del mismo color que el vestido.En las manos, el niño lleva una espada que mantiene recta delante de la cara mientras dura el canto; cuando acaba, con la espada forma una cruz en el aire. 

El adorno de las “neules”, obleas

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Espectacular vista con las neulas colgando, tradición navideña tanto en las iglesias como en las casas de Mallorca
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Neules tradición mallorquina

   
Muchos de los numerosos visitantes de la isla quedan sorprendidos de una ornamentación muy típico de nuestras iglesias durante las fiestas navideñas. De hilos casi invisibles, penden de las lámparas y de las cornisas y retablos de los templos innumerables circunferencias de papel blanco, a modo de hostias de mayor o menor tamaño, algunas simples sin perforación alguna, otras con dibujos hábil y pacientemente vaciados con tijeras, que podemos comparar a los rosetones de nuestros templos. De la lámpara mayor, o central (llantoner) de las iglesias, suele colgarse una hilera de obleas: las mayores corresponden al número de semanas que median entre el 25 de diciembre y el miércoles de ceniza, inicio de la Cuaresma; si sobran algunos días se indican asimismo con obleas más pequeñas.
Del origen y significado de estas “neules” se han dado varias explicaciones, algunas demasiado rebuscadas: p.e. las telarañas de la cueva de Belén (¡?); o la alusión a la supuesta significación de Belén, “casa de pan”, con referencias eucarísticas.
El origen es más sencillo. Las obleas con que se adornaba el templo eran comestibles, de pasta dulce tostada al fuego, hasta el siglo XIX. Eran una golosina para niños y un postre apetecible para los mayores, reservado a las mesas de los nobles. Hoy suelen fabricarse también, son los “barquillos”, hábilmente o industriamente enrollados.
Encontramos una referencia de estos singulares adornos con obleas en los templos, comparándolos con las golosinas, caramelos o adornos vegetales, que se cuelgan actualmente para ambientar espacios al aire libre o el interior de las casas con ocasión de las fiestas infantiles. Así desde la Edad Media, en las grandes fiestas, las iglesias mallorquinas eran adornadas con “neules”, no sólo en Navidad sino en las solemnidades de Jesucristo, de Nuestra Señora o de los santos. La documentación es constante hasta el siglo XVII; ella atestigua que los promotores de fiestas, como de la Ascensión, Asunción de la Virgen o de algún santo de arraigada devoción popular, encargaban al sacristán la tarea de “enneular” (adornar con obleas) el templo o las capillas de la advocación celebrada.
Tal adorno hoy se ha exclusivizado en las fiestas navideñas. Son anuncio e invitación de las fiestas del Nacimiento del Señor. Suelen colgarse las obleas días antes de Navidad y permanecían, hasta tiempos recientes, expuestas hasta el 2 de febrero; actualmente el tiempo de las “neules” se ha abreviado normalmente hasta la fiesta del Bautismo del Señor.
Texto de la web de la catedral de Mallorca

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